sábado, 26 de enero de 2013

UN CASO DE... ¡INOCENTE PILLERÍA!

Una de las cadenas más conocidas de televisión, emite un programa que recrea un juicio popular; aunque es un juez el que decide las sentencias, basado en los fundamentos de la ley. 
El más reciente caso: la demanda de una profesora en la que pedía que se cambiara a uno de sus alumnos de colegio debido a su reiterado mal comportamiento, y a que ¡la había amenazado de muerte a ella y a su hijo! Como prueba de que tal deseo es unánime en el colegio, la profesora adjunta la firma de todos los profesores y del cuarenta por ciento de los padres de los alumnos. 
Es de anotar que se han agotado ya todas las vías posibles para procurar el buen comportamiento del adolescente -a quien la madre sigue llamando niño-. Y es de anotar también que la profesora fue suspendida una semana de salario y sueldo por su reacción a la amenaza; periodo al cabo de la cual fue reintegrada a su puesto de trabajo.  
El juez acepta la demanda y ordena a la madre cambiarlo de colegio.
Durante el proceso la madre le resta importancia a los hechos y acusa al colegio de no "saber llevar al niño" y la profesora dice que lo mejor es que el chico empiece de cero, y quizás en un nuevo ambiente deje de ver a sus compañeros (quienes le tienen miedo) como a una pandilla a la cual manipular. 
Me llama la atención una reflexión de la madre: su hijo es un niño a quién -a pesar de su edad- no puede se le puede exigir otro comportamiento porque lo que hace son algo así como inocentes pillerías.
¡Claro, digo yo ¿quién no ha amenazado de muerte a su profesora? o ¿quién no ha subido los pies en el escritorio durante las clases e insultado a todos los educadores? ¡Pero si eso son pilatunas infantiles! 
La madre le echa la culpa a los profesores: no lo saben tratar, no han sido capaces de educarlo, no tienen las herramientas adecuadas para llevar a ese tipo de niños... Me parece que la señora no sabe que la educación empieza por casa y que el colegio es ayuda de los padres. Se trata de trabajar conjuntamente en la misma dirección y no en sentido contrario.
Se dieron datos aterradores: el ochenta por ciento de los profesores es amenazado por los padres, el diez por ciento, por los estudiantes y se mencionó el caso de un padre que atropelló a una profesora por haber expulsado a su hija del colegio...
¿En qué grupo de padres nos situamos? ¡Ni tanto ni tan calvo!

4 comentarios:

  1. Estas cosas me exasperan mucho. Para empezar, la educación de un niño debe empezar en casa; son sus padres los que deben enseñarle modales y respeto desde un principio. Luego los profesores deben seguir con esta labor, entre otras muchas. Pero si el niño viene incivilizado desde pequeño, los profesores no van a ser capaces de cambiarlo ni, en mi modesta opinión tienen esa obligación. Hay que tratar las cosas como lo que son. Las travesuras infantiles son y siempre serán travesuras, pero otra cosa muy distinta es la falta de educación, de respeto y de civilización que se está dando, y por desgracia cada vez más, en esta sociedad, y que tratamos de solucionarlo echándole la culpa a otro.

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  2. Estimada Ana: tu reacción es compartida por otros padres que dan vital importancia a la disciplina y, sobre todo, a la importancia de educar en casa. Los hijos no se "entregan" a los educadores y mucho menos para que los eduquen ellos solos. La educación y las normas de convivencia vienen dadas desde casa como ya ha dicho nuestra experta en psicopedagogía, quien ha dado algunas normas aplicables desde los hogares para que los niños aprendan respeto y buen comportamiento.

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  3. Muchas veces los padres se dedican a trabajar para "darle lo major a sus hijos" y se olvidan de quererlos, conocerlos, guiarlos... eso no tiene precio.

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    1. Conocerlos, he ahí el quid del asunto "Zaratustra". Puede que muchos padres se nieguen a conocerlos porque la realidad que ven no es la esperada. Éste puede ser uno de esos casos.
      ¡Bienvenida! Con un nombre tan significativo para la historia, ParentSchool espera tus profundas colaboraciones con mucha ilusión.

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