martes, 26 de marzo de 2013

LA SUERTE (¿DRAMA?) DE TENER UN HIJO SUPERDOTADO

El título está escrito a propósito de una historia que recientemente conocimos: una pareja cuyo hijo es superdotado. El niño aprendió a hablar a los seis meses y hoy es consultor universitario de la facultad de física de una universidad española. Además, a su edad (escasos diez años) habla varios idiomas y entre otras curiosidades es uno de los pocos probadores que -a nivel mundial- tiene una reconocida compañía de juegos de Internet.
El caso se relaciona mejor que ningún otro con el papel de los padres en la educación de los hijos. Para ellos (y para muchos otros en sus mismas circunstancias) es un karma tener un hijo con altas capacidades intelectuales, puesto que -en este caso- el chico va mal en el colegio, muestra signos de rebeldía que los ponen en jaque y no saben como reaccionar ante lo que tienen que vivir día a día. El niño está en un colegio para chicos superdotados pero lo que -a nuestro modo de ver- es una fortuna, para ellos está siendo un problema, opinión compartida por otros padres que tiemblan de sólo pensar que su hijo pueda ser superdotado.
Los niños superdotados merecen una educación acorde con sus capacidades y -sobre todo- acorde con sus potencialidades; pero si nos referimos a los padres, también ellos deben recibir capacitación para educar a estos niños, para saber cómo tratarlos y para saber cómo ayudarlos frente al rechazo social que -lamentable y vergonzosamente- aún existe. 
No olvidemos que los padres no sólo no tienen la capacidad intelectual de los niños, sino que no tienen su nivel de análisis y razonamiento por lo que están sobrepasados intelectual y psicologicamente por sus hijos. En muchas ocasiones son los pequeños los que explican las cosas a los padres. Lo comentaba en un programa de televisión el padre de un chico superdotado que siendo muy niño (hoy tiene veinticinco años) explicó a sus padres el proceso de la concepción, en otras palabras: de dónde vienen los niños. 
Nunca como en estos casos se necesita preparación para ser padres. Si el niño tiene altas capacidades intelectuales, los padres deberían tener elevada preparación para ser padres en circunstancias que como ésta, son poco corrientes pero, a nuestro modo de ver, afortunadas.


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